Anoche descubrí a mi princesa valiente.
La reté y me venció
la soledad la había hecho fuerte.
Ahí nueva vez se encontraba ella
caminando sobre la tumba se sus pensamientos.
Pero esta vez se colocó su armadura,
dio un paso al frente y sus enemigos se marcharon despavoridos.
Anoche descubrí a mi princesa valiente.
Pero mi princesa no tiene séquitos.
Ella misma se despierta en las madrugadas y se prepara.
Sobre sus hombros lleva esperanza, futuro, sueños, bondad…
Anoche descubrí a mi princesa valiente.
¡A sus órdenes Majestad !